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MARIO LORENZO INVITADO EN "SEGURO QUE YES"

Estaré en desacuerdo con lo que dices hasta la muerte, pero estoy dispuesto a defender con mi vida, tu derecho a decirlo. (Voltaire)

"Miami, el cementerio para los artistas cubanos"

El cementerio que es Miami para los artistas cubanos (como alguien dijo), lo han construido los propios artistas cubanos. No se puede salir de Cuba a otro país con la mentalidad de que seguiremos haciendo un producto artístico para cubanos. Miami es una ciudad llena de personas de muy distintas culturas. Miami no es Cuba.

Es lógico que cada individuo por instinto natural tienda a expresarse acorde a su acervo. El mejicano arrastrará a donde quiera que vaya su "ándele manito”, el argentino se empeñará en mantener su "decíme ché", el cubano seguirá disfrutando de su "acere que bolá", etc. y puede que en tales intentos encontremos un porcentaje de personas de otras culturas que sea receptiva, que acepte y sonría; pero siempre resulta una minoría. No se puede cantar en este país solo para los cubanos pues la basta comunidad latina de la cual formamos parte está compuesta también por mejicanos, puertorriqueños, colombianos, venezolanos y de muchas otras nacionalidades a los cuales hay tener en cuenta a la hora de concebir nuestras creaciones. Artistas como Andy García, Gloria Estefan, Celia Cruz, Albita Rodríguez, etc., hacen trascender su arte ante todo por la autenticidad de sus obras, pero también y no menos importante, por la visión de universalidad con que la conciben y proyectan.

La cultura cubana ha sido siempre una fuente riquísima de talentos, de grande obras y grandes artistas, además, es considerada una de las más pródigas en ritmos musicales a nivel mundial (ritmos que trascienden la cultura local y se internacionalizan), pero el obsoleto desarrollo tecnológico en el que ha estado sumido el país los últimos años, su aislamiento de la comunidad mundial y otros tantos factores, han limitado a los artistas de dentro de la isla a la hora de imponerse en otros mercados. Este aislamiento hace que los campos de referencia y las metas de la mayoría de estos creadores se limiten al contexto reducido de sus fronteras; y en el caso de la comunidad cubana fuera del país, no siempre que un artista rompe la frontera física que impone la isla, llega a romper la frontera cultural en la cual siempre se ha circunscrito.

No se puede llegar a Miami interpretando canciones de grandes divas estadounidenses y pretender con ello trascender aunque se tenga una voz privilegiada. No se puede llegar a otras latitudes donde hay otras costumbres, tradiciones, culturas, etc. y llevar el mismo arte que hacíamos para los nuestros en casa. No se puede llegar a ningún lugar del mundo con la cubanera sabrosa de nuestro solar, auténtica e inigualable, y pretender imponerla frente a la cultura local o sustituir otras culturas que también pujan por arraigarse. Si cambia nuestro entorno y nuestras circunstancias, cambia también el individuo y por tanto, su obra.

Al mismo tiempo, no se puede ignorar que son otros grupos culturales, y no los cubanos, los que tienen en sus manos las grandes cadenas televisivas y los más poderosos medios de difusión, culturas estas que a la vez son mayoría en el sector latino del país, donde el fenómeno “cubano” se limita a un entorno muy local y minoritario. Por tanto, cuando se trata de difundir cultura regional, resulta más jugoso darle cabida a lo más representativo cuantitativamente, que a la vez se traduce en mayor potencial de ingresos. Si los cubanos fuéramos mayoría entre la tele audiencia latina del país, los gigantes televisivos estarían disputándose, por ejemplo, "La Flor de Hialeah" antes de atiborrar las pantallas de cúrsiles telenovelas que apenas se diferencian entre ellas en los créditos; o quien sabe si seríamos los cubanos los que contáramos en nuestro patrimonio con el tan manipulado "acento neutro" que le exigen a nuestros actores.


El arte, está lleno de los más auténticos valores de cada pueblo, de manera que puede ser recepcionado y disfrutado por otras culturas por encima de idiomas, latitudes e idiosincrasias, pero además es una esencia permeable, reflejo auténtico de las sociedades y la gente que lo crean. Por eso no se puede vocalizar en tono coloquial en casa y pretender que el vecino nos sienta y le guste nuestro susurro. Es vital entonar de forma mayúscula si pretendemos que el vecino se cautive con nuestra melodía, e integrar en ella todo nuestro entorno para que se reconozca y se identifique con nuestra obra. De lo contrario, si ignoramos nuestra nueva realidad, seguiremos cavando nuestra propia tumba, que visto de forma más general, resulta ser ese triste cementerio del que algunos hablan.

Mario Lorenzo (Marzo, 11/2008)
Actualizado (Marzo, 30/2011)


★ ★ ★ Mario Lorenzo en escena

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Mario Lorenzo

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